La actividad de AMECUM se articula en torno a un eje que trata de promover el desarrollo y el reconocimiento de la mediación cultural y su valor como herramienta social favoreciendo el desarrollo de las personas que la desempeñan, generando conocimiento en torno a la profesión y combatiendo la precariedad laboral que la lastra.

Aspiramos ser un referente para las mediadoras y mediadores culturales visibilizando tanto su figura profesional como la relevancia de su trabajo y facilitando el acceso a los servicios necesarios para su profesionalización a través de la investigación, la formación teórico-práctica y el impulso de espacios de encuentro y trabajo colaborativo.

Lo hacemos partiendo del compromiso con la cultura y la educación artística como herramientas esenciales para la mejora de la sociedad; y defendiendo la investigación, el análisis crítico y el intercambio de experiencias como instrumentos clave para lograrlo. Lo abordamos desde la transparencia, la solidaridad y el trabajo en red entre las asociadas y con las instituciones y agentes del sector de la cultura; y partimos de la innovación y la creatividad como materias para comprender y potenciar una sociedad cambiante, estimular nuevos comportamientos profesionales y sociales y dar respuesta a las necesidades proponiendo soluciones.

Los proyectos que desarrollamos, por lo tanto, giran en torno a estos objetivos y es a través de ellos, de forma específica o transversal, como intentamos también alcanzarlos.

Repensarnos. Residencia en el CRA de Matadero Madrid

Desde nuestro nacimiento, hemos llevado a cabo nuestra actividad-activismo de un modo nómada que nos ha permitido reconocer y establecer vínculos con diversos espacios culturales de la ciudad, incorporando pensamientos y prácticas en y de espacios no convencionales. Gracias a ello hemos podido generar una amplia red de contactos de la que aprender y con la que crecer e identificarnos. No obstante, este movimiento también requiere una necesaria adaptación a procesos lentos y contradicciones en tanto que ejercemos una actividad esencialmente libre y voluntaria.

La estancia en el Centro de Residencias Artísticas de Matadero Madrid nos permite abordar todo esto desde un espacio de calma y reflexión, deteniéndonos a pensar sobre la generación de actividades y el uso de los espacios desde el binomio estabilidad-movimiento.

A través de la residencia en un espacio estable y sus propias redes observamos y nos replanteamos la asociación y su realidad desde una mirada-cobijo amparada por la institución, que se contrapone a los signos de identidad del activismo en tanto a sus tiempos, disponibilidad e implicación; al igual que sucede cuando nuestra propia práctica profesional nos obliga a seguir ritmos incómodos.

Por lo tanto, concretamos la realidad del espacio propio como una fórmula que nos permite replantear ciertos parámetros aún vigentes y no resueltos sobre la pertinencia de la estabilidad, las exigencias derivadas en torno a su gestión, el compromiso y las responsabilidades adquiridas, etc.

Son estas y otras cuestiones derivadas las que tratamos a lo largo del año en tanto que como asociación independiente necesitamos encontrar un espacio cómodo, líquido y contaminante para seguir profundizando en nuestra razón de ser.

Repensarnos © Matadero Madrid / Lukasz Michalak